No estaba segura de si debía ir a la fiesta que organizó mi mejor amiga, Elvira, con la que me peleé la semana pasada por estar de novia con el chico que me gustaba, y me sigue gustando, por desgracia, pero nos disculpamos los tres, aunque ahora estamos en un tipo de triángulo raro, pero me alegro por ellos.
Esa noche fuimos muchos más, nueve o diez personas, Elvira e Iván, Noelia, Andrea, Oliver, David, Yi, Francesc y yo. Fuimos bajo el puente que hay en el bosque de Son Vida, encendimos unas cuantas velas para iluminar aquel oscuro ambiente, hicieron falta las linternas de los móviles para iluminar el puente.
Iván sacó cuatro botellas de la mochila de Oliver, dos botellas de vodka, una sin sabor y la otra de vodka rojo, con alto grado de alcohol, otra de licor de manzana que era más flojo y una botella de Fanta limón. En ese momento empezó la verdadera fiesta, nos subió a todos muy rápido el alcohol, menos a Andrea y Francesc, que casi no bebieron, Elvira se desfasó, nos llegamos a liar, con lengua y con Oliver también paso lo mismo, nos liamos y más tarde nos dábamos besos con lengua a tres.
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