Me levanté de madrugada, nerviosa, parecía que nunca más iba a sentir una felicidad como esta, lo cual me daba miedo, miedo a fastidiarlo todo, a no dar el cariño, amor y apoyo suficiente, por fin entró a mi vida alguien que valía la pena y eso me hacia sentir miedo. Parece absurdo, por que me hace feliz, me hace sentir querida, única y guapa, pero mi temor por defraudar es mayor.
Cuando me mira fijamente a los ojos siento un cosquilleo por todo mi cuerpo y el nerviosismo y la timidez se apoderan de mí, y le sonrío retirándole la mirada, y de reojo veo como me sonríe también, con su cara de niño travieso. Mientras vamos caminando no puedo evitar mirarle, me encanta ver su cara, tocar su mano, sentirle cerca de mi, me siento protegida. Su voz se repite en mi cabeza, su tono grave y despreocupado me tranquiliza.
Le abrazo y noto su olor, toco su pelo engominado, le beso; parece un sueño, siento como me besa el la frente cuando me acuesto a su lado, noto el sabor de su boca, noto su sonrisa, le noto especial.
Veo como se preocupa por mi, por que nada más levantarse me escribe un sencillo y bonito "buenos días", me escucha, me alaga, y me quiere; muestra interés por mis sentimientos, y sabe como estoy nada más abrir la boca, no puedo parar de sentirme especial a su lado.